martes, 13 de mayo de 2014


Última parada de las fiestas en Mirandaola



El párroco Victoriano Etxabe durante la misa, en la que dio las gracias a «todos los valientes que a pesar del mal tiempo se animaron a acudir a Mirandaola». / LIMIA

  • La lluvia no logró aguar la fiesta más importante del año para los ferrones




El ferrón mayor de Mirandaola, Juan Marín, se mostraba el domingo satisfecho por dos razones. Los gestos de reconocimiento y cariño que los ferrones reciben por parte del pueblo de Legazpi en el Día de Mirandaola era una de ellas. Ver que existe una continuidad generacional en la estirpe de trabajadores de la forja era la segunda.
Y es que este año, los ferrones cuentan con tres fichajes nuevos, los legazpiarras Erlantz Agirre, de 26 años, y Joseba Larrea, de 22, y el zumarragarra Arkaitz Vizuete, el más joven de todos ellos con 20 años y de padre también ferrón.

Los ferrones cuentan con tres nuevos fichajes, Arkaitz Vizuete, Erlantz Agirre y Joseba Larrea
«Para nosotros es un honor recibir al pueblo», señalaba el ferrón mayor, Juan Marín
«Estamos encantados con su llegada al grupo, se les ve ilusionados y es muy importante que la juventud se interese por aprender este oficio si queremos mantener viva una tradición tan bonita en la localidad», valoraba Marín.
La cuadrilla de ferrones actual se completa con otros cuatro veteranos, Joseba Bikuña, Rafa Vizuete, Félix Tejedor y el propio Juan Marín, que con 59 años de edad lleva 9 trabajando en la forja de Mirandaola. El puesto de ferrón mayor le llegó un poco más tarde, hace 4 años, habiendo sido sus antecesores Juanma Portalo y José Luis Lizarazu. A primera vista, el ferrón mayor se diferencia del resto por su vestimenta. En vez de llevar la túnica de lino blanca y el sombrero de fieltro habitual para protegerse del fuego, viste un traje más elegante, propio de los administradores de las ferrerías de la época. Su tarea también es distinta, ya que el Día de Mirandaola se encarga de abrir simbólicamente las puertas de la ferrería a los visitantes y ejerce de anfitrión. «Para mí y para todos mis compañeros ferrones ha sido todo un honor recibir al pueblo», señalaba el domingo, por encima del mal tiempo que acompañó a los principales actos de la jornada con una desagradable lluvia. La Cruz de Mirandaola tuvo que ser transportada desde la parroquia hasta la ferrería envuelta en fundas de plástico para evitar que fuera dañada por el agua y el despliegue de paraguas fue continuo durante toda la mañana.
Con todo y con ello, numerosos fieles siguieron la procesión de la Cruz hasta Mirandaola. Una vez allí, la pieza fue colocada por los ferrones al pie de la ermita. Le siguió una misa oficiada por el párroco Victoriano Etxabe con el acompañamiento de las magníficas voces de Santikutz Abesbatza y la Ezpata Dantza de Honor bailada por los dantzaris de Sustraiak y Korosti a los ferrones. Unos actos en los que, por segundo año consecutivo, no hubo representación oficial del Ayuntamiento a tenor de la moción aprobada por Bildu sobre la laicidad de la institución. No obstante, sí participaron a título individual los concejales de PNV, PSE y Hamaikabat.
Inmediatamente después se ponía en marcha la ferrería para todos aquellos que quisieran ver su trabajo con el hierro y daba comienzo la romería, en la que fue suspendida la actuación de los dantzari txikis por la lluvia. Sí hubo bertsos, trikitixa, el teatro sobre el 'Milagro de la Cruz', una comida popular y la música de los hermanos Elustondo.
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MAYO ENTRADO,......UN JARDIN EN CADA PRADO

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